19 nov 2008

A DONDE VAMOS TUCUMÁN!!!

Los últimos cinco años de crecimiento que vivió la Argentina, no alcanzaron para que Tucumán mejorara su matriz productiva e industrial. Ni una obra de envergadura se construyó en la Provincia, pese a la bonanza fiscal sin precedentes históricos, y a que tenemos los impuestos más altos del País. Hoy se están apagando las luces de la fiesta, y nos preguntamos ¿en qué se gastó la plata? Una gran parte fue al patrimonio personal de los Gobernantes. El resto fue a alimentar un modelo populista y autoritario, que se apoya en la demagogia, la mentira y el clientelismo. La única política de Estado sólida que tiene la Provincia es favorecer el enriquecimiento de los que mandan. El resultado: desde hace cinco años no se ha instalado una sola fábrica nueva en Tucumán (parece que sólo se aceptan hipermercados y call centers), y otras Provincias nos siguen sacando distancia. En lugar de vivir agradeciendo migajas a la Nación, a cambio del sometimiento político, ¿por qué no imitamos a Salta, que se fijó una estrategia propia de desarrollo, apuntando al turismo, la energía, los caminos, sin atornillarse a las políticas centralistas? La misma Catamarca -cuyo gobernador tuvo la dignidad de despegarse de la Casa Rosada- lanzó hace pocos días una licitación internacional para la construcción del Dique Toro Yaco, en Santa María, con 110 millones de la Provincia. En Santiago, Termas de Río Hondo hizo en tiempo récord un Autódromo, una Costanera que transforma el perfil de la ciudad, y ahora sigue con un Aeropuerto que se quedará con buena parte del tráfico aéreo que viene a Tucumán. ¿Y nosotros? Seguimos esperando el Centro de Convenciones que le prometió De Vido a Alperovich, el tren que le prometió Jaime, o el dique Potrero de las Tablas que le prometió Kirchner. Tucumán está anclada en el pasado. Salta tiene 200 hoteles, y nosotros 40. No tenemos autopistas ni ferrocarriles, la provisión de energía y agua potable está al límite, faltan obras hídricas para evitar inundaciones, la inseguridad se expande y los servicios son cada día más caros. Anteriores administraciones, en condiciones financieras adversas, fueron capaces de legarnos obras relevantes: el Dique El Cadillal, el Aeropuerto Matienzo, grandes avenidas, nuevos hospitales, la Terminal, las centrales de El Bracho, etc. Hoy sólo sirve lo que deja una buena tajada y permite hacer clientelismo. El cordón cuneta, el pavimento -a precio de oro- y el reparto de dádivas son el eje del alperovichismo. La ley de promoción a las inversiones -cajoneada por dos años- se utilizaría ahora para favorecer al Banco Macro, del amigo Jorge Brito, que nunca hace un mal negocio con el Estado. Quiere poner un hotel en el Abasto, y como está escaso de efectivo los tucumanos le aportaríamos 30% de la inversión. "La alfombra roja" sólo existe para los socios del poder. Y si hay que violar normas (Carrefour), ningún problema. En los cuerpos Legislativos, al oficialismo le sobran amorales dispuestos a votar cualquier cosa que les ordenen de Casa de Gobierno.

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