Difícilmente el Senado vaya a reunirse este jueves, como la oposición desea. En Diputados sólo se espera la visita de Boudou. Hay varios legisladores de viaje.Pasó casi desapercibido y hasta más de uno pudo interpretar en la actitud del senador Gerardo Morales cierta dosis de picardía. Fue en la sesión preparatoria del 24 de febrero pasado, cuando el titular de la bancada radical pidió algo que -admitió- no había sido comentado en la reunión de Labor Parlamentaria donde se acuerdan los temas a tratar previamente a cada sesión que se incluyera a los días martes como día eventual para sesionar.
Su par kirchnerista, Miguel Angel Pichetto, rechazó la sugerencia, argumentando que no se había hablado previamente y que eso debía conversarse fuera del recinto. Fue lo mismo que decir que ni se le ocurriera a la oposición pensar que el oficialismo estaba dispuesto a conceder la posibilidad de sesionar un día más, aparte de los miércoles y/o jueves. Precisamente en un año en el que la mayor obsesión K pasa por lograr que ambas cámaras permanezcan cerradas el mayor tiempo posible. Cosa que hasta ahora se está logrando con creces: la Cámara de Diputados sesionó este año sólo una vez, y si bien el Senado arrancó con todo el 24 de febrero con una sesión preparatoria, sólo alcanzó ese día a designar autoridades, pues la reunión quedó trunca por falta de quórum. Recién una semana más tarde, ya con Carlos Menem sentado en su banca, la oposición logró su objetivo de asignarse la mayoría de las comisiones del Cuerpo y no volvió a conseguir número para reunirse. Ningún proyecto pudo ser tratado por el Senado aún.
Las perspectivas no son prometedoras en cuanto a la apertura de los recintos, más bien todo lo contrario: todo indica que estarán cerrados al menos hasta abril. El miércoles 7 tal vez sea la fecha en que diputados y senadores vuelvan a sentarse en sus bancas.
Lo que quiere el FpV
Se cumplirá así la primera parte de la estrategia kirchnerista delineada para el Parlamento en esta coyuntura. La misma ha dividido el presente período ordinario en tres etapas: la primera, desde el 1ø de marzo hasta Semana Santa; la segunda, hasta las vacaciones de invierno; la tercera se extiende hasta el final del período ordinario, el último día de noviembre.
Establecida la meta de sesionar la menor cantidad de tiempo posible, el oficialismo habrá logrado llegar a las Pascuas con una cantidad mínima de reuniones sesiones. Cuenta para lograr eso con el hecho de que este año el feriado inamovible del 24 de marzo cae miércoles, lo que lleva a que la mayoría de los legisladores del interior no aparezcan por Buenos Aires esta semana.
Hay además una regla no escrita pero cumplida a rajatabla de que la semana de Pascuas el Congreso no trabaja, y eso no lo cambia ni siquiera esta pulseada entre el oficialismo y la oposición. Otro feriado inamovible, el del 2 de abril, coincide esta vez con Semana Santa, así que al menos no se perderán otros siete días, pero lo cierto es que el Congreso llegará a su sexta semana del período ordinario habiendo sesionado sólo una vez en cada cámara.
Hay varios de viaje
Tan ajustados están los números en el Senado que cualquier ausencia pone en riesgo la posibilidad de sesión. Así es que los viajes habituales de los legisladores se han transformado en un problema que antes estaba supeditado sólo a sesiones muy especiales. Pero hoy, con la Cámara alta dividida en dos mitades, no puede faltar nadie. Aunque tampoco ninguno quiere resignarse a desechar invitaciones, ni el Congreso vivir aislado del mundo.
Por ejemplo para esta semana está previsto el viaje una delegación de legisladores argentinos a Tailandia, para participar de una reunión de la Unión Interparlamentaria Mundial. Senadores del oficialismo y la oposición están invitados y eso hará prácticamente imposible sesionar, a menos que haya un acuerdo común. Eso sí, de tratar temas controvertidos, ni hablar entonces esta semana.
Visita de Boudou
En Diputados ya está decidido que no habrá reunión esta semana. La acción pasará por un plenario de comisiones previsto para el jueves, con la presencia del ministro Amado Boudou.
Tal vez el Senado sí sesione ese día; al menos así lo busca la oposición. El oficialismo, a pesar de un acuerdo inicial de la semana pasada, ya blanqueó que no se prestará a menos que la oposición no acepte rever la distribución de las comisiones establecida el 3 de marzo pasado. Esto es, la estrategia delineada en Olivos impone que si el arco antikirchnerista desea sesionar, deberá arreglárselas en principio para lograr el quórum.
El acuerdo dejado a un lado establecía que para el mes de abril quedaran el tratamiento del pliego de Mercedes Marcó del Pont y la coparticipación del Impuesto al Cheque, temas demasiado controvertidos para ambas partes, y tratar este jueves cuestiones no conflictivas, cuestión al menos de darle a la sociedad la sensación de que el Senado sale de la inacción.
Pero ese no es problema para el oficialismo, sino para la oposición, que ante la imposibilidad de generar por sí misma las condiciones para sesionar, sabe que es la que sufre el desgaste ante la sociedad.
Durante los meses que mediaron entre las elecciones y el 10 de diciembre, la dirigencia anti K se la pasó vociferando que nada podía hacer mientras las mayorías en ambas cámaras sigueran correspondiendo al kirchnerismo. Entre diciembre y marzo, protestó vanamente porque el Ejecutivo no convocaba a Extraordinarias; ahora, la oposición siente que se quedó sin argumentos para sostener su queja y que la responsabilidad de generar el quórum es suya. El desgaste por la falta de sesiones o de resultados tangibles en los recintos alcanzará estrictamente a la oposición.
El oficialismo, mientras tanto, apuesta a que sigan creciendo las diferencias en el seno del arco opositor, sobre todo luego del receso de las vacaciones de invierno. Y para el año que viene, con las candidaturas presidenciales ya definidas, sueña conque la endeble cohesión que hoy existe desaparezca por completo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario