Balestrini se recupera de a poco pero no sabe que murió Kirchner. Internado en el Instituto ULME de Belgrano, hace ejercicios en una bicicleta fija y recuperó el habla. Dice que se quiere ir.Internado en el Instituto ULME de Belgrano, hace ejercicios en una bicicleta fija y recuperó el habla. Dice que se quiere ir.Por una moción de los congresales de La Matanza, el Congreso del Partido Justicialista bonaerense homenajeó ayer a su titular, Alberto Balestrini, después del accidente cerebrovascular que sufrió el 7 de abril del año pasado. Minutos más tarde, su reemplazante, Hugo Moyano, pidió “que esté rápidamente al frente del partido, porque todos lo necesitamos”. Sin embargo, mientras avanza en su recuperación, la familia se ilusiona con que el vicegobernador bonaerense pueda estar en su casa a fin de año, aunque lejos de la política. En la actualidad, el matancero avanza en la recuperación de sus capacidades motoras y cognitivas. En su rutina diaria en el Instituto ULME de Belgrano, Balestrini ya practica ejercicios en bicicletas fijas y recuperó la capacidad de hablar con la asistencia mecánica de un aparato, luego de la traqueotomía a la que fue sometido. Con estos avances, uno de los mayores obstáculos que afronta hoy el vicegobernador es su contacto con la realidad.
Desde su internación, el grupo de médicos y su familia cuidan que los acontecimientos del exterior no afecten su mejoría. En este sentido, Balestrini aún no tomó conocimiento de la muerte del ex presidente Néstor Kirchner. Para que no resulte afectado, el matancero está en su habitación constantemente acompañado. Allí, aunque mira la televisión, sus visitas se encargan de que no escuche noticieros, para mantenerlo alejado de las últimas noticias políticas. Los pocos dirigentes que acceden a la clínica también están advertidos de “no llevar malas noticias”. De este cuidado se encarga su mujer, María del Carmen Cardó, y sus hijas, quienes mantienen el mayor hermetismo en cuanto a su salud y piden la asistencia de pocos visitantes para darle tranquilidad. “Afuera, me quiero ir”, dijo hace pocas semanas el vicegobernador, lo que hace esperanzar a su círculo íntimo en que está cada vez más cerca de volver a su casa. Aunque en la política están ansiosos de que vuelva a su función, sus familiares buscan cuidarlo al máximo y para ello creen que deberá mantenerse al margen de la política bonaerense. Balestrini fue internado de urgencia el 7 de abril en el Hospital General de Agudos San Martín de La Plata y trasladado a la Clínica Sagrada Familia, en Capital Federal, en julio del año pasado para someterse a estudios de alta complejidad. En enero, el vicegobernador fue trasladado nuevamente al Instituto ULME de Belgrano. En aquel entonces, a través de un comunicado, se explicó que Balestrini “se encuentra vigil y en un buen estado de salud, desde el punto de vista clínico general, lo que ha permitido derivarlo al Centro Médico de Rehabilitación”.
El retrato del film “Good Bye, Lenin!” Con el objetivo de no generarle disgustos y evitar recaídas, la película Good Bye, Lenin! recrea la historia de una mujer fervientemente defensora de sus ideas socialistas, a la que después de estar ocho meses en coma su hijo oculta la caída del Muro de Berlín y el triunfo del capitalismo en la Alemania Oriental. La historia transcurre en octubre de 1989, cuando la madre de Alexander Kerner, Christiane, una dirigente del Partido Socialista Unificado, entregada a la política tras el abandono de su marido –se va a Alemania Occidental–, entra en coma y pierde el conocimiento al ver a su hijo metido en disturbios a raíz de una manifestación en contra de Erich Honecker, con la policía del Estado al que apoya.
Ocho meses después, cuando Christiane sale del coma, Alex comienza a ocultarle a su madre que el Muro de Berlín ha caído, debido a los consejos del médico de que mantuviera reposo y la estuviera alejada de las preocupaciones.
Desde su internación, el grupo de médicos y su familia cuidan que los acontecimientos del exterior no afecten su mejoría. En este sentido, Balestrini aún no tomó conocimiento de la muerte del ex presidente Néstor Kirchner. Para que no resulte afectado, el matancero está en su habitación constantemente acompañado. Allí, aunque mira la televisión, sus visitas se encargan de que no escuche noticieros, para mantenerlo alejado de las últimas noticias políticas. Los pocos dirigentes que acceden a la clínica también están advertidos de “no llevar malas noticias”. De este cuidado se encarga su mujer, María del Carmen Cardó, y sus hijas, quienes mantienen el mayor hermetismo en cuanto a su salud y piden la asistencia de pocos visitantes para darle tranquilidad. “Afuera, me quiero ir”, dijo hace pocas semanas el vicegobernador, lo que hace esperanzar a su círculo íntimo en que está cada vez más cerca de volver a su casa. Aunque en la política están ansiosos de que vuelva a su función, sus familiares buscan cuidarlo al máximo y para ello creen que deberá mantenerse al margen de la política bonaerense. Balestrini fue internado de urgencia el 7 de abril en el Hospital General de Agudos San Martín de La Plata y trasladado a la Clínica Sagrada Familia, en Capital Federal, en julio del año pasado para someterse a estudios de alta complejidad. En enero, el vicegobernador fue trasladado nuevamente al Instituto ULME de Belgrano. En aquel entonces, a través de un comunicado, se explicó que Balestrini “se encuentra vigil y en un buen estado de salud, desde el punto de vista clínico general, lo que ha permitido derivarlo al Centro Médico de Rehabilitación”.
El retrato del film “Good Bye, Lenin!” Con el objetivo de no generarle disgustos y evitar recaídas, la película Good Bye, Lenin! recrea la historia de una mujer fervientemente defensora de sus ideas socialistas, a la que después de estar ocho meses en coma su hijo oculta la caída del Muro de Berlín y el triunfo del capitalismo en la Alemania Oriental. La historia transcurre en octubre de 1989, cuando la madre de Alexander Kerner, Christiane, una dirigente del Partido Socialista Unificado, entregada a la política tras el abandono de su marido –se va a Alemania Occidental–, entra en coma y pierde el conocimiento al ver a su hijo metido en disturbios a raíz de una manifestación en contra de Erich Honecker, con la policía del Estado al que apoya.
Ocho meses después, cuando Christiane sale del coma, Alex comienza a ocultarle a su madre que el Muro de Berlín ha caído, debido a los consejos del médico de que mantuviera reposo y la estuviera alejada de las preocupaciones.
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