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Juan Román Riquelme se entrenó con normalidad y felicidad en Casa Amarilla junto a sus compañeros. La sequía de más de 40 días sin fútbol se cortó en la mañana, pero no todo iba a salir tan redondo para el diez xeneize. En una de las jugadas de la práctica, Román intentó parar una pelota que iba mansita a su botín pero el intento fue fallido y terminó con una aparatosa caída de cara al césped. Lo que terminó siendo gracioso pudo haber derivado en una nueva lesión para Román, quien rápidamente agarró la pelota desde el piso y trató de minimizar lo que fue un auténtico blooper
Juan Román Riquelme se entrenó con normalidad y felicidad en Casa Amarilla junto a sus compañeros. La sequía de más de 40 días sin fútbol se cortó en la mañana, pero no todo iba a salir tan redondo para el diez xeneize. En una de las jugadas de la práctica, Román intentó parar una pelota que iba mansita a su botín pero el intento fue fallido y terminó con una aparatosa caída de cara al césped. Lo que terminó siendo gracioso pudo haber derivado en una nueva lesión para Román, quien rápidamente agarró la pelota desde el piso y trató de minimizar lo que fue un auténtico blooper
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