17 jul 2012

QUE DICE LA TAPA DE CLARIN QUE TIENE SCIOLI EN SU CASA

Tiene una gigantografía de la tapa del diario en su casa. El blindaje mediático para romper con Cristina en el 2013. Los pocos privilegiados que la vieron lo cuentan con asombro y picardía: Daniel Scioli tiene en su quinta de Villa La Ñata una gigantografía enmarcada de la tapa del diario Clarín del sábado 13 de mayo, que anuncia en su título principal: “Scioli admitió que quiere ser presidente en el 2015”.  El lugar que el gobernador de la provincia de Buenos Aires eligió para colgar el curioso cuadro es un quincho gigante que tiene una fuerte carga emocional para él. Allí tiene las paredes repletas de recortes de diarios, fotografías, caricaturas, banderines, camisetas de fútbol y demás objetos que Scioli considera parte importante de su vida tanto política como deportiva. Para llegar hay que cruzar un puente de madera que pasa por encima de un laguito artificial. El “mundo Scioli”, como lo llaman, es el rincón donde el gobernador se permite algunos momentos de ocio y relax. Para eso instaló una pantalla gigante, un par de televisores de LED, un bar, una mesa de ajedrez y hasta un flipper. Sin embargo, la imponente imagen del diario más odiado por el kirchnerismo, que se destaca entre los demás recortes, es un gesto político que va mucho más allá de un yeite de coleccionista. La buena relación entre él y el multimedios es cada vez más pública. Incluso, cita algunas notas del diario en sus declaraciones. Un pecado para el universo K. El momento que eligió para mostrar mayor cercanía con Clarín también tiene un componente estratégico indisimulable. Scioli está en una encrucijada que lo preocupa: no sabe cuál es el instante correcto de romper con el oficialismo. Muchos le exigen mayor “conducción y firmeza”, como por ejemplo un sector del moyanismo que quiere subirse al tren sciolista. Otros, como el ex jefe de Gabinete kirchnerista, Alberto Fernández, le aconsejan que debe ser prudente pero comenzar un paulatino distanciamiento. Scioli no se imaginaba que los fondos que le envió la Nación iban a ser tan exiguos. “Daniel pensaba que le iban a dar la mitad. Pero le dieron un tercio y encima lo humillaron públicamente”, resume un importante colaborador. El sciolismo entero sabe que el límite son las elecciones legislativas del 2013. Ese es el “deadline”. Scioli está prácticamente obligado a hacer una buena elección parlamentaria, no solo porque una demostración de fuerza lo transformaría en el candidato a presidente de forma automática, sino porque es la única manera que tiene de sobrevivir sin sobresaltos en la gobernación. La disyuntiva más importante es, entonces, cómo llegar al 2013 de la mejor manera posible.

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