2 oct 2013

LA LOCURA DE LAS ELECCIONES NO PARA EN SALTA

Encuestas teléfonicas en Salta: ¿Desesperación o estupidez de Juan Carlos Romero? Frente a la pregunta sobre la preferencia del candidato a Senador Nacional, si la respuesta es a favor de Rodolfo Urtubey, la encuestadora desarrolla un discurso atacando su figura. Suele afirmarse que la desesperación genera adrenalina que motiva al cerebro a buscar soluciones urgentes en casos de emergencia o peligro. Luego, la lógica indica que esa salida debe ser lo más beneficiosa posible para quien está urgido por la situación. Esto –como digo-, sería lo lógico. Sin embargo, hay casos en que esa oscura y poderosa fuerza que es la estupidez parece primar sobre la lógica y lleva a buscar soluciones francamente deplorables. En este último supuesto habría que inscribir la maniobra que viene realizando un candidato mediante encuestas telefónicas en las que frente a la pregunta sobre la preferencia del candidato a Senador Nacional, si la respuesta es a favor del Doctor Rodolfo Urtubey, la encuestadora desarrolla un discurso atacando su figura en todos los tonos y posibilidades. Utilizando la lógica antes aludida, una tiene que terminar pensando que la encuesta es organizada “por la contra”, término bien Peronista, si los hay. Allí viene a la memoria aquel genial ensayo del historiador italiano, Carlo Cipolla sobre la estupidez humana, en el cual señala que “de pronto ocurre que personas que una ha considerado racionales e inteligentes en el pasado, se revelan, después, inequívoca e irremediablemente estúpidas”. Por lo tanto, hay que pensar que el organizador de esta encuesta –“la contra”-, es un ser poseído de una enorme soberbia, tanta como para determinar de antemano que los encuestados son seres tan inferiormente dotados de capacidad de razonamiento como para tentar de hacerles cambiar su intención de voto con un discursillo telefónico en contra del candidato Urtubey, por ejemplo. Esa actitud mueve a pensar que los números de las encuestas no le están dando a satisfacción como para echar mano de un recurso tan vulgar y precario. El procedimiento no es nuevo, este trámite del cuestionario telefónico que termina acusando al candidato contrario ya fue utilizado por el PRO para denostar a Daniel Filmus, lo que le valió una denuncia ante la justicia electoral contra el consultor que orquestó la campaña macrista, el ecuatoriano Jaime Duran Barba. Resulta curioso que ahora se utilice este mismo modo en Salta contra el Doctor Rodolfo Urtubey, quien en el horizonte sólo tiene un contrincante a quien su figura le hace mucha sombra: Juan Carlos Romero. Y por la vía de esa lógica antes mencionada, resulta que Romero es aliado del PRO, y bien dicen que las coincidencias no existen. En todo caso, habría que decirle al encuestador que este tipo de maniobras están penados por la ley con dos meses a dos años de prisión en suspenso. Por las dudas. La cuestión de fondo es más grave que la polémica de los procedimientos. Denuncia que el candidato a quien Rodolfo Urtubey pone nervioso, agotó ya su batería de recursos dialécticos, es decir, no tiene o nunca tuvo propuestas superadoras para ganar o retener su banca senatorial y está en el camino de la recta final con una embestida donde todo vale.

El pueblo no quiere ese tipo de personas que se esconden detrás de maniobras fraudulentas, porque hay que pensar, si un candidato utiliza el anonimato para intentar ganar por la difamación y violando elementales reglas éticas, qué se puede esperar de su actuación en la función pública. Apelando a esa misma lógica, deduciendo que el ataque viene del sector romerista, las denuncias que obran en la Justicia contra el ex Gobernador, volverían a darnos la razón en esto que decimos.
Apelar a estos procedimientos significa subestimar a un electorado que acaba de demostrar que ya no corre detrás de la zanahoria. Que ha demostrado que busca condiciones superadoras en los candidatos, ideas, propuestas y sobre todo gestiones nuevas y verdaderamente representativas, como los números de las encuestas vienen mostrando y de allí el posicionamiento de Rodolfo Urtubey que le quita el sueño a “la contra”. Aferrarse desesperadamente a un cargo significa que, o bien hay una actitud de egoísmo supremo porque la democracia es básicamente servir y pasar, o bien que se necesita la protección legal de los fueros parlamentarios para eludir cuentas que se sabe irremediablemente la Justicia pedirá por malversaciones pasadas. En ambas situaciones, otra vez la lógica nos lleva al mismo resultado: Romero.
Este tipo de operaciones política tan absurdas, le dan razón a Cipolla cuando enuncia su “Ley fundamental de la estupidez” y que dice: “Una persona estúpida, es una persona que causa daño a otra persona o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio”. Esta encuesta telefónica lo demuestra palmariamente.-

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