29 mar 2014

LA DECADA GANADA DE ALPEROVICH

La gran obra alperovichista
Finalmente, se filtró. Acaso, porque la pregunta estaba tornándose recurrente. Al 31 de diciembre pasado, el Gobierno administró $ 80.000 millones en Presupuestos anuales. Y para este año fueron aprobados $ 23.000 millones más. ¿Dónde está, a cambio de semejante dineral, la gran obra alperovichista? O sea, a la ruta 38 alternativa, a los planes de vivienda, a los flamantes hospitales y a buena parte de las nuevas escuelas las pagó la Nación. Entonces, cuando termine 2014 y hayan consumido más de $ 100.000 millones, ¿en qué dirán que invirtieron la mayor bonanza estatal los últimos 30 años? ¿En pavimento y cordón cuneta? ¿En sumar a la planta permanente de 44.000 estatales otros 30.000 empleados públicos desde 2004 a esta parte? ¿Con qué homenajearán el Bicentenario de la Declaración de la Independencia? ¿Con el nuevo edificio de la Legislatura? ¿Ese que en el anteproyecto original iba a costar $ 21 millones, pero que (contratación directa mediante) insumió más de $ 130 millones? ¿Ese que fue declarado “horrible” por César Pelli? Ahí fue cuando se les escapó: “Estamos trabajando, en estos momentos, en la gran obra alperovichista”.
¿Un aeropuerto para los Valles? ¿Una autopista que atraviese Tucumán de Norte a Sur? ¿Un embalse? ¿Un gran museo del Bicentenario? Pero la fuente ya no quiso hablar. Otra sólo aceptó decir que no era “nada de eso”. A bajar las expectativas. ¿Un hospital de emergencias en que los techos no se lluevan sobre la terapia? ¿Asfalto que dure más de cinco años? ¿Cañerías y cloacas que no revienten? Un secretario de Estado se animó un poco más: “la gran obra alperovichista es de naturaleza intelectual”. ¿Calidad institucional? ¿Control efectivo de todas las áreas del Estado (y no sólo de los funcionarios de cuarta línea) y mani pulite contra la Década del Sobreprecio? ¿Reinstauración de la licitación pública? Por fin, un ministro se animó: “la gran obra alperovichista es, en realidad, una obra de teatro”. Todavía no está terminado el libreto, pero algo trascendió...
Primer acto
Primero aparece la Ley 7.966, del 29 de noviembre de 2007. Consistía en habilitar una línea de crédito de $ 175 millones para constructoras. El argumento oficial era que la Nación demoraba el envío de remesas, así que el Banco del Tucumán facilitaría los recursos para cancelar los certificados de obra y la Provincia se haría cargo de los intereses. Pero el artículo 9 no hablaba de préstamos, sino de 1.204 casas de Lomas de Tafí. “Autorízase al Instituto Provincial de Vivienda y Desarrollo Urbano a realizar las obras que se indican a continuación (son las viviendas e infraestructuras de los sectores XVI al XX, inclusive), bajo la condición de que se entreguen las viviendas a los adjudicatarios una vez habilitado el acueduto ‘Lomas de Tafí’”.
Seis años después irrumpe José Alperovich, en su discurso anual a la Legislatura, el 1 de este mes. “Ya se construyó un acueducto que conecta El Cadillal con Lomas de Tafí y sólo falta concluir las pruebas en la cisterna que se hizo en la urbanización”. O sea, todavía no está “habilitado” el acueduto, pero sí están entregadas las casas, en contra de lo que la ley mandaba explícitamente. Según profesionales que trabajan en el Estado, la cuestión es aún más delicada: las cisternas sí están, pero no está hecha la conexión (la “pinchadura”, en la jerga de los ingenieros) desde el acueducto que viene de El Cadillal para derivar agua a Lomas de Tafí. Peor aún: según los especialistas, para “pinchar” el acueducto, primero hay que cortar el suministro y secarlo, lo que, sostienen, puede dejar sin agua corriente a San Miguel de Tucumán durante tres días.
O sea, el Poder Ejecutivo decide aplicar todo el rigor de las normas y amenaza con quitarles a centenares de tucumanos sus casas en Lomas de Tafí porque no las habitan: no discrimina entre los que pidieron la vivienda sólo para hacer negocio y venderla, y los que no se mudaron porque están mejorando la construcción o porque no tienen agua. Pero el mismo alperovichismo es el que, en contra de una ley que hizo sancionar por sus legisladores, entregó viviendas de Lomas de Tafí antes de que el acueducto estuviera “habilitado”, según lo dijo el mismísimo gobernador a la mismísima Legislatura. Justo en este punto, uno de los guionistas se asustó. Se acordó de un libro que había leído, el Código Penal, que en su artículo 248 dice: “Será reprimido con prisión de un mes a dos años e inhabilitación especial por doble tiempo, el funcionario público que dictare resoluciones u órdenes contrarias a las constituciones o leyes nacionales o provinciales o ejecutare las órdenes o resoluciones de esta clase existentes o no ejecutare las leyes cuyo cumplimiento le incumbiere”. ¿Qué hacemos?, preguntó. Le dijeron que no se preocupe: argumentarán que las casas entregadas no están adjudicadas sino otorgadas en calidad de tenencia: en la república anómica de Tucumán, la Ley se virla cambiando una palabra por otra. Hace tanto tiempo ya que la realidad es cualquier cosa, menos la única verdad... ¿No incluimos en la escena, por las dudas, un fiscal actuando de oficio?, insistió. De ninguna manera, le espetaron: la gran obra alperovichista no va a ser de ciencia ficción.

Segundo acto
En un principio, iba a comenzar con Alperovich, en octubre pasado, pidiendo a los tucumanos que votaran por los candidatos a diputados del Frente para la Victoria, a fin de que el kirchnerismo siguiera ayudando a Tucumán. Pero eliminaron esa parte porque hay diputados del kirchnerismo que proponen una ley que triplica el impuesto para las bebidas sin alcohol que usan azúcar del NOA y baja a la mitad el tributo a las que usen mosto de uva cuyana. Puesto en cifras: Tucumán perderá 140.000 toneladas de azucar y tendrá severísimos problemas para colocar otras 50.000.
La oprobiosa iniciativa es el equivalente a la reimplantación de la aduana interna, previa a la conformación de la República Argentina. Incrementar del 8% al 28% el tributo a las gaseosas y las aguas saborizadas que usen azúcar equivale a arancelar un producto específico del NOA: el 99% del azúcar nacional se produce en este territorio. ¿Y la parte del Preámbulo que dice “constituir la unión nacional”? Pero justo cuando quieren poner en el libreto a Alperovich como el “restaurador de la región”, aparece un conveniente: el gobernador tucumano es, en realidad, el pionero en la restauración de la aduana interna en materia de autos. Aquí están gravados con el Impuesto de Sellos los actos de transmisión de dominio de automotores nuevos celebrados con concesionarios no inscriptos en la provincia como contribuyentes de Ingresos Brutos. Ese carga, que beneficia la venta de autos en Tucumán (comprar afuera coches un 3% más baratos es igual a comprarlos aquí un 3% más caros), perjudica la misma actividad en otras provincias, sean de Cuyo o del NOA.

La cuestión se actualizó en la Legislatura: el bloque massista local, que tiene casa central en la automotriz región del Centro, acaba de presentar un proyecto de ley (expediente 19-PL-14) para que Tucumán exceptúe del pago de ese tributo a los resúmenes de tarjeta de crédito y de compra y, nada menos, a “los actos que tengan por objeto la transmisión de la propiedad de automotores 0 km en general, como así también, sobre la documentación de cualquier naturaleza que se presente como título justificativo de la propiedad a los efectos de obtener la matriculación respectiva o la inscripción de la transmisión del dominio con concesionarios no inscriptos en la Provincia como contribuyente sobre los Ingresos Brutos”. Si esta iniciativa no recibe tratamiento en el parlamento vernáculo, ¿con qué coherencia declarará Tucumán en el parlamento nacional que la aduana interna para el azúcar es mala, si aquí proceden como si la aduana interna para los autos fuese buena?
Tercer acto
Aunque no quieren que la gran obra alperovichista sea un drama, se dan con que el drama en materia de políticas tributarias es que el oficialismo tampoco aplica en el territorio local las buenas medidas fiscales que sí han sido dispuestas en el orden nacional. Específicamente, la anulación del aumento en las tarifas de los servicios de telefonía móvil. El Gobierno federal rechazó esas subas por considerar, entre otras cosas, que el servicio de celulares es malo. En Tucumán, a partir de abril (es decir, en unas cuantas horas), entrará en vigencia el incremento de un 20% del importe de la boleta del servicio de agua, que brinda la SAT. O sea, la empresa que lidera el ranking de reclamos en la Defensoría del Pueblo por las deficiencias en las prestaciones de agua y cloaca; esa de la que los ciudadanos se quejan todos los días en Cartas de Lectores y en Caminando la Ciudad; y en la cual el Estado tiene participación accionaria y control directo (supuestamente) mediante el Ersept, le cobrará un 20% más a los tucumanos por una prestación que falla durante las cuatro estaciones.
Cuarto acto
Las escenas finales también deben ser revisadas en la puesta oficialista. El cierre preveía una exaltación de lo nacional y popular. Pero la Nación acaba de recortar subsidios, que es el nombre con que el kircherismo llama al tarifazo, el ajuste y la crisis. Ahora, además, los inquilinos de la Casa Rosada comenzaron a decir que de repente, después de una década, los piquetes les parecen indignantes. Para mayor criminalización neoliberal, capitalista y foránea de la protesta, la Policía alperovichista reprimió a una columna de Barrios de Pie. La misma Policía que no reprimió a las bandas de saqueadores que durante el 10 y el 11 de diciembre, porque querían un 35% de aumento salarial. El ajuste -catequizó siempre el kirchnerismo- entra solamente con represión. Por eso, la Policía cobra lo que quiere aunque no trabaje, y los jubilados, que trabajaron toda la vida, reciben un aumento que del 11%. Es que los viejos no van a reprimir a los movimientos sociales... La actriz que iba a interpretar a la Justicia Social se quedó sin trabajo, nomás.
Pregunta obligada
¿Cómo se llama la obra? “El ‘doble estándar’ de la democracia pavimentadora”. Según fuentes de Casa de Gobierno, se estrenaría en el ex Cine Plaza. Descartaron montar un escenario en la explanada de Casa de Gobierno, porque la estatua de la Libertad, en ese punto, mira de frente. Y esa mirada de la gran obra de Lola Mora les pareció insoportable.

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