Después de la tragedia de Once y la intervención, ¿la responsabilidad es K?
El servicio del tren Sarmiento, intervenido por el Gobierno de Cristina Fernández, luego del accidente en la estación de Once ocurrido en febrero de 2012 que dejó 51 muertos, no ha alterado la situación: los accidentes se repiten, y repiten. El accidente en la estación de Once ocurrido en febrero de 2012 que dejó 51 muertos y decenas de heridos, no fue la última desgracia. Si bien no se registraron hechos tan graves, hubo tantos otros menores que no sólo evidencian la mala situación del servicio, intervenido por el Gobierno de Cristina Fernández, sino que además hacen posible que aquella tragedia vuelva a repetirse. El 22 de febrero de 2012, a las 8:33 de la mañana, una formación que ingresaba a la estación de Once embistió frontalmente el parachoque, provocando la muerte de 51 personas, y dejando heridas a más de 700. La tragedia provocó la salida del entonces secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, y puso en el foco la situación de los trenes, con escasa inversión en los últimos años, y beneficiados con millonarios subsidios estatales. Ese accidente generó además que el Gobierno decidiera quitarle la concesión a TBA tanto del Sarmiento como del Mitre, y constituyera una unidad operativa de gestión para administrar esas líneas ferroviarias. Además, bajo la gestión del ministro Florencio Randazzo, se anunciaron una serie de obras para mejorar el servicio, que implicó el mejoramiento de vías y la compra de nuevos coches.
Pero el servicio no mejoró.
El 11 de junio de 2012, una formación que se dirigía en sentido a la Capital, descarriló a la altura de Merlo. Si bien no hubo pasajeros heridos, durante varias horas el servicio estuvo reducido entre San Antonio de Padua y Once. El mismo día, otro convoy embistió un auto en Laferrere y una persona murió. El 18 de enero de 2013, una locomotora del servicio diesel, que llegaba desde Mercedes, hizo una mala maniobra y descarriló al ingresar a la estación de Once, a pocos metros del andén. El 26 de febrero de este año también, una formación que se encontraba camino a Moreno sufrió la explosión de una caja térmica en el exterior del último coche, lo que provocó un intenso ruido y generó el caos entre los pasajeros, cerca de la estación de Caballito. Y 6 de marzo, una formación sin pasajeros descarriló entre las estaciones Morón y Haedo, cuando salía de los talleres rumbo a la cabeza del ramal para iniciar su recorrido. ¿Qué cambió tras las muerte de aquellas 51 personas?. Tras el accidente de hoy, parece que poco y nada. ¿Quién se hace responsable ahora que TBA ya no está?.
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