12 jun 2015

EL SUR DE TUCUMAN ESPERA LAS OBRAS PROMETIDAS

La Cocha todavía espera las obras que mitiguen el desastre
La ruta 334 exhibe las huellas de la inundación. Tramos intransitables, agua salinizada y 20 kilómetros colmatados. El olor a barro podrido destila aún el suelo de los parajes de El Palancho, La Esperanza, El Mistol y Puesto Los Pérez, a orilla de la ruta 334, al oeste de La Cocha. En algunos sectores el ambiente es irrespirable porque en las casas de familias hay pozos ciegos que se mantienen saturados por el agua que dejaron las crecientes. “Estuvimos acorralados por un río que parecía que nunca se iba a agotar”, contó Oscar Farías.  La zona, que cuenta con casi 2.000 habitantes, estuvo inundada más de tres meses desde febrero a causa del desborde de los arroyos El Sueño, La Posta y el río San Francisco. En El Mistol, el agua que se consumía ahora está inutilizada por el alto nivel de salinidad. “Un día le hice un trago y enfermé del estómago”, confesó Rosa Díaz. En las tres escuelas de la zona, entre ellas la 191 de El Palancho, las clases recién pudieron iniciarse en mayo. Es que la ruta y los caminos internos permanecían intransitables y los establecimientos educativos habían quedado colmados de lodo. El agua se ha ido, pero dejó el temor de que la historia se repita en el verano próximo. Los pobladores, el mes pasado, cortaron el tránsito de las rutas nacionales 157 y 38. “Este drama se repite porque no hicieron las obras de desagües. Los arroyos La Posta y El Sueño se unen a la altura de este lugar y desbordan. Las aguas toman por la ruta 334 y las fincas. También sale de su cauce el río San Francisco, que llega crecido desde Catamarca”, explicó Pedro Farías. “Hubo que garrotear la chancha para que apareciera el dueño” ironizó, en referencia a las protestas que protagonizaron. “Pese a que votamos en La Cocha, nos mandaban a reclamar a Taco Ralo y de allí a Graneros ”, agregó el vecino. El intendente Leopoldo Rodrí guez y su esposa la legisladora Susana Díaz, finalmente gestionaron la reapertura de los canales colmatados, el ensanchamiento de los arroyos que atraviesan la ruta y construcción de puentes. “Hay que canalizar toda el agua que corre por la ruta hacia el río Marapa. Algunos proyectos están en estudio y otros en ejecución”, dijo. Por ahora en la zona solo hay una retroexcavadora extrayendo el barro endurecido desde los canales. El tramo colmatado se extiende a lo largo de unos 20 kilómetros desde La Cocha hasta cerca de Taco Ralo. El miércoles pasado, según los lugareños, iban a llegar otras maquinarias para acelerar los trabajos, pero no aparecieron. Con éstas se iba a comenzar a construir los nuevos canales que orientarían el agua de las crecientes hacia el Marapa. “Son vitales esas acequias como también el puente sobre el cauce en el que se juntan los arroyos La Posta y El Sueño”, dijo Carlos Correa. A lo largo de la ruta 334, que tiene varios tramos intransitables, se advierten los estragos de la más devastadora inundación que sufrió la zona. “Todos los años pasa lo mismo. Llegan las inundaciones y luego viene una máquina que saca algo de barro y luego desaparece” dijo Brenda Carrizo, de la escuela 191. “Aquí en el verano quedamos aislados. No hay nada que descongestione el lago que se instala aquí. Y nuestra familia pierde cultivos, animales y las cosas de la casa” añadió. “Este año recién pudimos ir a clase a partir de mayo. Y hoy estamos sin agua potable porque el motor del pozo se llenó de barro y no funciona” planteó el estudiante Eugenio Farías. Los jóvenes confían en que sus voces llegarán a alguien que les ayude a que esas tierras dejen de vivir tapadas por el agua y vuelvan a ser fértiles.

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