28 nov 2016

Dos curas detenidos por violaciones en un instituto de chicos sordos

Conmoción en Mendoza
Tienen 82 y 56 años y uno ya había tenido denuncias hace tres décadas. También está acusado un empleado. Con estupor, Mendoza conoce los detalles de la investigación contra dos curas y un empleado del Instituto Antonio Próvolo para niños sordomudos, que fueron detenidos acusados de violaciones y abusos sexuales, desde hace casi una década hasta ahora. El instituto ubicado en la localidad de Carrodilla, Luján de Cuyo, pertenece a la Iglesia Católica y está bajo la supervisión de la Dirección General de Escuelas de Mendoza. Son alrededor de 12 los casos que se investigan con abusos que ocurrieron desde 2007. La sospecha de la Justicia es que pueden ser muchas más víctimas. Uno de los curas detenidos, el italiano Nicolás Corradi (82), arrastra denuncias de abuso sexual a niños desde 1984, en Verona. Su caso fue presentado por una red de víctimas en Washington, el año pasado, según dijo el abogado Carlos Lombardi, al portal de noticias Mendoza Post. El otro sacerdote detenido es Horacio Corbacho (56). Ambos residían en el Instituto Próvolo, pero no dirigían la institución. De acuerdo con los testimonios, el sitio donde ocurrían los vejámenes lo llamaban El lugar de Dios, un cuarto donde llevaban a los alumnos, que estaba ubicado atrás del predio donde se dictaba clases. Algunos estudiantes regresaban a sus casas todos los días y otros residían allí. Las víctimas eran los chicos internados, de entre 6 y 17 años, hijos de familias con escasos recursos o que venían de lugares alejados, incluso de otras provincias. “Cuando el personal se retiraba, los chicos quedaban a merced de los curas y el empleado administrativo”, contó uno de los investigadores. Los delitos que se investigan son violaciones, manoseos y sexo oral.
La denuncia inicial la hizo, la semana pasada, la senadora provincial del radicalismo Daniela García, quien conoció en un acto público a un joven hipoacúsico que se le acercó para comentarle lo que ocurría en el instituto Próvolo. “Estoy azorado”, dijo el Procurador de la Corte, Alejandro Gullé, por los detalles de la investigación y la cantidad de víctimas que pueden superar la decena. El fin de semana se tomaron dos testimonios de víctimas que fueron cruciales. Con lenguaje de señas y asistidos por una intérprete, los menores dieron detalles de las violaciones y motivaron las detenciones de los curas y el empleado, partícipe principal, el viernes por la noche. Ninguno de los tres hombres se resistió al arresto. El cura de 82 años está tramitando el beneficio la prisión domiciliaria por su edad avanzada.
El caso está a cargo del fiscal Fabricio Sidoti, que arrastra una denuncia reciente en el Jury de Enjuiciamiento por no haber actuado a tiempo en el caso del femicidio de Ayelén Arroyo (19), asesinada por su padre, a pesar de haberlo denunciado reiteradamente. La causa de los curas pedófilos fue caratulada como abuso sexual gravado por la guarda y la convivencia preexistente con menores, en concurso real con corrupción de menores.
Esta mañana habló el vocero del Arzobispado, Marcelo De Benedictis. Dijo que la Iglesia “tiene mucha tristeza e indignación”. Se excusó de dar detalles de la investigación porque “sabemos muy poco y nada”. Reiteró, como en el comunicado oficial del Arzobispado, que se solidarizan “con las víctimas y las familias, vamos a colaborar con la Justicia”.
Según el vocero de la Iglesia en Mendoza, el Instituto Antonio Próvolo funciona con varias sedes a nivel mundial y no depende directamente del Arzobispado de Mendoza, sino de la casa central que está en Verona, Italia. En Argentina el Instituto Próvolo, tiene sede central en La Plata y depende de La Compañía de las Hermanas de María, una orden religiosa para hipoacúsicos. “Apenas supimos de la denuncia nos comunicamos con la casa central en Verona para estar al tanto de lo que ocurría. De haber tenido algún indicio, hubiéramos hecho la denuncia nosotros”, dijo De Benedictis. Hoy declaran más víctimas. Ya han pasado más de 25 testigos, entre los que ha habido víctimas y testigos presenciales de las vejaciones.

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